Saber que se puede:Querer que se pueda

Todos conocemos a  pacientes afectados de alguna patología que  se sienten sanos y llevan una vida normal y  otros, en cambio,  en  las mismas circunstancias y mismo grado de afectación están centrados solo en su enfermedad  y se sienten mucho más incapacitados. Porque hay que  tener en cuenta que en las enfermedades intervienen otros  factores, a parte de los biológicos, como son los psicológicos y sociales.

El empeño de los pacientes, su vigor en la lucha cotidiana y la aplicación del poder físico y moral son pilares fundamentales para conseguir éxitos en los tratamientos. Sin ellos, las diferentes y modernas alternativas terapéuticas se muestran impotentes para vencer las enfermedades.

Ese empeño de los pacientes por alcanzar una curación es la motivación, la fuerza que los pone en marcha. Dicha fuerza es con la que el paciente enfrenta su destino y la que le ayuda a luchar con posibilidades de éxito. Es aquello que se necesita para vencer.

Para alcanzar la motivación contribuyen no sólo la voluntad del paciente, sino todos los que participan para conseguir éxito en el tratamiento (médicos, enfermeras y muy importante, la familia del paciente) con todo su apoyo.

El coaching para la salud trata  de mejorar diferentes aspectos vitales relacionados directamente con la  instauración de hábitos saludables (dieta, ejercicio, eliminar el tabaco…),  mejora de la adherencia a los tratamientos y control en  las enfermedades crónicas, etc.

En el coaching para la salud se pretende que el paciente,  además de realizar acciones de mejora para conseguir sus  objetivos, también descubra qué es lo que le está limitando para poder alcanzarlo. Muchas veces esto supone realizar un cambio o modificar sus creencias, pensamientos y actitudes para que se sienta más responsable y más activo respecto a su propia salud. Es importante ayudar al  paciente a que se sienta más capaz y menos enfermo.

El papel del coach en este caso es el de acompañar a los pacientes y a sus familiares, haciéndoles entender  que cada uno de nosotros debe tomar parte activa en el logro de su bienestar y, por supuesto, en la superación de la enfermedad a través de la recuperación de su propio poder interior.